También sentirías una mano sentada en tu cuello, como realeza. La otra que vuela trabajadora, iría acomodando los palos fuera de tu lustre sombra que se esconde entre esa nariz y una sonrisa perfecta. Pasaría de una tarea imposible al disfrute de rozar tu cuerpo desnudo como frágil maga que no soporta muchos ojos ajenos. Es mano cortada de la tarea de de-forestación adquiere un perfume único y sensibilidad afrodisíaca que le dan la fuerza de acercarse a esa sonrisa. Una orquesta que da lugar la incomparable unión de los labios calientes y sabrosos.

06/06/2014