Cargando: una historia olvidada.

(texto escrito en el año 2009)

CAPITULO I

Mexico D.F., 5pm, yace recostado, no deja de mirar dar vueltas al ventilador como la ruleta olvidada en sus noches tras la frontera. Debajo el olor se impregna aun mas sobre la alfromba bordo. Suena la puerta, siente pasar los segundos de distancia entre el y el encargado. Ya es el segundo, sabe que no le queda tiempo para que lo acogedor de la estrecha habitacion le sea arrebatado y se enfrente a la oscuridad en la ciudad.

Mira el reloj, no llega a distinguir donde se encuentran las agujas. El humo lo deja sin poder mirar mas alla de sus pies. Vuelve a escuchar, esta vez proviene de su bolsillo, en donde la unica persona que lo mantiene vivo aparece en el aparato telefonico. Lo levanta, lo lleva hacia su odio y escucha una voz palida, continua y muy rapida. No logra percibir bien el mensaje, pero le recuerda el vuelo que tiene planeado.

Se levanta de un tiron, parece no tan preocupado por olvidarse; recoge el maletin de sobre la cama. Abre la puerta, pasa junto al hombre detras de ella, las miradas que intercambian no son nada amigables, pero la velocidad con que atrapa las escaleras no le dejan respirar al anciano. Sin suspiro y con la voz elevada de la persona que quedo en el pasillo del primer piso, sale a la calle.

Conoce el area como la palma de su mano, pero durante el segundo de recapacitacion de la situacion, decide corren en sentido contrario al auto que lo esperaba. Sabe que no va a llegar mas de ocho cuadras antes que sus manos le comienzen a temblar, la altura no le afecta, pero debe llegar a tiempo. Sin pensar toma un escarabajo que espraba a que la luz le marcase el camino.

Durante su viaje, no recuerda porque el panuelo de su bolsillo tiene sangre, pero en el tiene anotado tres letras y tres numeros. Dentro del maletin no logra reconocer nada, simplemente asume responsabilidad sobre su cuidado.

En su muneca las agujas casi forman una linea vertical, y el todavia no sabe si se va a despedir de ella. Intenta recordar su cara, pero el uniforme imaginario no le deja ver mas alla. Es entonces cuando define sus prioridades y se dirige al puesto de diarios.

Nunca acepto que le entregaran la parte de opiniones, pero esta vez era diferente. Ella estaba ahi, y eso lo sabia. Pero la mas rapida corre sin emitir sonido, asi que utilizando su rodilla como apollo, logra tener solo un maletin para transportar.

Espera detras de una persona con bolsos para vivir un anio en sudamerica, ahi lo recuerda. El llamado que habia recibido hacia una semana solicitaba de su ayuda. Logra pasar la linea amarilla tan solo un radian y medio despues de su llegada. La mujer lo saluda con un beso, era ella y el lo sabe.

Era su amor? O simplemente lo deseos de vivir a costa del amor de ajeno? No puede diferenciar entre el color de su cara y el del mostrador, pero su maletin contrasta. Otra vez siente esa sensacion de estar perdiendo sus principios, y en no mas de cinco parpadeos, intercambia papeles. Ella quiere continuar, el sabe que no puede. Se aleja mirando hacia el futuro, alegre porque conoce el pasado perpetuo que ella le regalo.

No dada su emocion, su rostro no cambio de lugar un gesto, vuelve a mimetizar los colores de los pasillos. Llega hasta la interminable sala de sillas perfectamente acomodadas en pelotones de combates. Se le fue el apuro, la pantalla aproxima la demora a casi una vuelta completa, suficiente para sentir la aucencia de luz y despertar para vivirla.

Comienza, no conoce el lugar, a lo lejos figuras egipcias, perros y aves de fuego. La caminata no es en circulos, pero la transpiracion muestra lo contrario. Logrando mirarse un ojo, el rio empieza a circular debajo de sus pies y sus manos parecen no conocer los colores.

Entonces despierta. Facilitandose paso a travez de la escalera muerta, llega al tan esperado vehiculo. Solia contemplar cientos de estos durante sus dias visiestos. No sabe porque, pero conoce solo ocho de las seis salidas. Conoce los riesgos, pero sobre el ala izquierda, a la mitad, se encuentra.