Estamos enchufados a la alarma del despertador en la mañana;
a los horarios del bondi,
de entrada,
de salida,
de los otros;
la oficina nos reclama,
el colegio nos controla,
nuestros seres queridos nos necesitan;
vivimos conectados a un ritmo.

El mecanismo de desconexión
no es meditación,
no es yoga,
no es un ejercicio de relajación,
no es un cierto ritual;
es tan simple como desenchufarse.

Desenchufarse de lo más básico, cortar hilos con nuestro yo, dejar de ser.

Ya no existo fuera de mi.
Ya no estoy en la realidad.

Veo lo que siento.
Creo mi propio lenguaje.
No escuchen mis palabras,
vean mi música.

11/04/2017