Apaga el cerebro por un segundo y prende algo más latiente.
Aunque en palabras escritas sin roces ni pinchazos, no lo sienta fuerte pero lo incorporase con la ayuda de la almohada.
Ya sé que los pulgares pueden pintar una fruta negra, pero con olor al océano de por medio.
Hace falta conectar el rojo hacía arriba, con el hierro por la boca y en linea recta, cruzando meridianos.
Hace que las latitudes se agoten dejando un margen ínfimo, casi despreciable.

03/06/2014