Desde la más pequeña de las partículas hasta las espirales galaxias, del sub-atómico al multi-universo, existe un circuito que conecta y energiza, manifiesta creación en un unificado cuerpo de resonancia armónica. Nuestra sangre contiene la misma esencia y alquimia molecular que los ríos que corren al mar, nuestros huesos están hechos de los mismo componentes elementales que los antiguos monolitos de piedra que silenciosamente atestiguan el paso del tiempo. Estamos en continuo intercambio con el cuerpo de la Tierra y cualquier forma de vida en su abrazo. Cada pepita de difusión celestial en nuestro sistema solar influye nuestro individual y colectivo campo de conciencia. El circuito nos une juntos como un gran océano viviente, psico-sensorial, co-creativo, en coordenadas espacio-tiempo. Somos la amalgama de varios sistemas visibles e invisibles que forman el holograma Humano.
26/04/2017 Basado en escritos de Juliet Carter.