Al avivar el eternal fuego
alimentado con vivo aliento
domesticada su energía original
hasta un estado puro frugal.

Vuelto a los sabores especiados
descubrimos al caliente aliado
cambias las tentaciones con ardor
y dividir a los hombre del estupor.

Encontrándonos cerca de su atención
nos reunión en gran numero alrededor
y, solo, vemos sus sobras bailar
envueltos en su humo, aprendiendo a fumar.

Rumbo a la ceremonia pasan los pulmones
llevando el calor de la voz en las ideas
cayendo así todas desordenadas
eludiendo el tiempo a las apuradas.

Suena segura alguna carcajada
que saldrá de bocas contagiadas
y las miradas fijas perduran
atrapadas en sórdida burbuja

Cerca del rio se hace escuchar
algunas se levantas a liberar
otros caen a pernoctar.

Las brazas siguen siempre rojas
las conclusiones, cada vez mas cortas.

¡Qué no se apague!

24/11/2020