Primero se internó solo sin otra persona a su alrededor. Así vivió sin escuchar el ruido de su voz. Pronto una luz en su horizonte lo llamó, él quiso ir más allá. Su compañera lo siguió porque quiso seguirse a sí misma. Su destino fue el viaje al ocaso, más allá de las montañas. En lo profundo conocieron a la serpiente y en el alto alcanzaron al águila. Ya preparados su alianza brotó, contemplaron la presente inquietud, amando tanto la base como la virtud.
25/04/2018